¿Qué es un artroscopio y para qué sirve?

El artroscopio es un dispositivo que se utiliza en la cirugía relacionada con las articulaciones. Consiste en un tubo fino provisto de fibra óptica, el cual dispone de un sistema de luz y cámara de video, que graba y retransmite en sus correspondientes monitores. Este dispositivo se introduce mediante una pequeña incisión en la articulación que se encuentra afectada para así poder visualizar el interior de la misma y encontrar la anomalía que provoca la dolencia.

El artroscopio está pensado específicamente para su utilización diagnóstica y quirúrgica en articulaciones, pero existen variantes que mediante el mismo mecanismo de lentes, luz, cámara y fibra óptica, se emplean para las cirugías pélvicas-abdominales (laparoscopio) y cirugías torácicas (toracoscopio), encontrando la principal diferencia en el tamaño del dispositivo.

Historia del artroscopio

En la Grecia antigua ya se tenía constancia de la utilización de artefactos para la exploración de órganos internos por parte del ser humano. En las ruinas de la ciudad de Pompeya se hallaron instrumentos que permitían la exploración vaginal, muy parecidos a los que se emplean hoy en día.

Alrededor de 1805, de la mano de Philipp Bozinni, se desarrolló el primer instrumento que incorporaba un sistema de reflejo en lentes que transmitía la imagen del interior del cuerpo humano, acompañadas de una luz. Este sistema comenzó probándose en animales y tras algunas mejoras fue probado en humanos.

Este artefacto, sin embargo seguía siendo empleado únicamente para la exploración de los órganos reproductores femeninos, y funcionaba con queroseno, lo que ocasionaba quemaduras. A lo largo de los años, numerosas celebridades en el campo de la medicina fueron aportando su mejora en el sistema, bien en la iluminación o bien en la transmisión de imagen.

Imagen de artroscopio durante cirugía

Pero no fue hasta 1918 cuando el profesor Kenji Takagi examinó por primera vez el interior de una articulación. Concretamente hizo un estudio del interior de la rodilla de un cadáver. Para ello empleó un artefacto que se asemeja a lo que hoy en día conocemos como artroscopio. El instrumento que utilizó fue modificándose, reduciendo el tamaño y la delicadeza del mismo. A partir del año 1931 Finkelstein, Mayer y Burman, mediante investigaciones independientes consiguieron las primeras visiones del interior de la rodilla en pacientes vivos. Este último, además, realizó el mismo procedimiento en otras de las principales articulaciones del cuerpo humano: hombro, codo, muñeca, cadera y tobillo.

A partir del año 1974 se comenzaron a emplear los tubos de fibra óptica con minicámaras conectadas a monitores externos. Hoy en día seguimos empleando los artroscopios de fibra óptica, perfeccionados hasta tal punto que la calidad de imagen permite observar la cavidad articular en HD e incluso con tecnología 3D.

¿Cómo funciona y qué utilidad tiene el artroscopio?

La artroscopia es útil para observar el interior de una articulación como puede ser la rodilla, hombro, tobillo, cadera o muñeca. El procedimiento es simple; consiste en realizar una incisión en la articulación para introducir el artroscopio y poder realizar un diagnóstico o cirugía. Los síntomas que presentan las zonas articulares cuando existe alguna anomalía suelen ser bastante difíciles de diagnosticar (usualmente se detecta el problema mediante el dolor que presenta el paciente, la inflamación de la zona y/o el bloqueo de la articulación), de manera que una artroscopia esclarece el diagnóstico clínico o lo determina. La cirugía mediante artroscopia sustituye la cirugía convencional abierta, y es mucho menos invasiva.

¿En qué cirugías se emplea el artroscopio?

La artroscopia es utilizada más comúnmente en el diagnóstico y cirugías relacionadas con la rodilla, pero también pueden ser examinadas otras articulaciones como el hombro, codo, muñeca, cadera y tobillo. Algunas cirugías en las que puede utilizarse esta técnica son desgarros del cartílago, revestimiento de articulaciones dañadas, rupturas de ligamento, daño en la rótula, artritis, infecciones articulares, luxaciones recidivantes, etc. Asimismo, las cirugías realizadas mediante artroscopio más habituales son:

Artroscopia quirúrgica de menisco

Esta cirugía consiste en la reparación de una rotura de menisco, ya sea mediante sutura o extirpación, haciendo uso del artroscopio y el instrumental quirúrgico necesario para llevar a cabo la reparación. Para conocer paso a paso cómo se lleva a cabo la operación de reparación de menisco por artroscopia puedes visitar este enlace: Operación de menisco por artroscopia de rodilla.

Reconstrucción de ligamentos cruzados por artroscopia

Esta intervención consiste en la reconstrucción de un ligamento cruzado roto o desgarrado mediante un artroscopio, evitando la apertura de la rodilla en cirugía abierta y reduciendo así los tiempos de recuperación postoperatorios. Para conocer cómo funciona paso a paso la operación de reconstrucción de ligamentos cruzados por artroscopia puedes visitar el siguiente enlace: Reconstrucción de ligamentos por artroscopia.

¿Qué ventajas presenta la artroscopia?

La artroscopia presenta numerosas ventajas frente a la cirugía abierta, especialmente en las operaciones que tienen relación con la rodilla. Las principales ventajas vienen en relación al tratamiento del paciente y la recuperación.

Al ser una cirugía llevada a cabo realizando pequeñas incisiones alrededor de la articulación, reduce enormemente la cantidad de tejidos afectados, lo que tiene como respuesta una inflamación mucho menor de la articulación y una recuperación mucho más rápida en el paciente, quien puede volver a realizar vida normal casi inmediatamente (dependiendo del tipo de actividad laboral que realice, puede ser necesario un reposo de una o dos semanas).

La precisión que se deriva de las artroscopias, genera la posibilidad de realizar operaciones extremadamente delicadas, que serían impensables realizadas en cirugía abierta, como la meniscectomía parcial con resección del cuerno posterior del menisco interno, porque mientras que la artroscopia permite visualizar claramente la zona afectada, en cirugía abierta queda como una zona ciega mucho más difícil de manipular.

Por otra parte, en la cirugía artroscópica se reducen enormemente las complicaciones que se pueden presentar en las cirugías abiertas. Además de las complicaciones durante la cirugía, como pueden ser los coágulos o las hemorragias, se reducen también las relacionadas con la recuperación, al generar cicatrices mucho más pequeñas que tienen un riesgo de infección mucho menor, y que dejan un mejor resultado estético.

Fuente: operarme.es

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