¿Qué es la displasia en la cadera?

La displasia de cadera es una alteración en el desarrollo de esta que puede aparecer no solo cuando el niño está en el vientre de su madre, sino después del nacimiento durante los primeros cuatro meses de vida.

Para entenderlo, primero se debe aclarar que la cadera está conformada por la pelvis y el fémur. La cabeza del fémur articula o entra dentro de una ‘coca’ que está en la pelvis, llamada acetábulo, pero cuando este hueso no tiene la forma adecuada y es plano, la cabeza del fémur no tiene dónde apoyarse y se ocasiona la displasia. (Ver gráfica).

En la edad descrita, “esta situación tiene una connotación particular con respecto al desarrollo, ya que son estructuras óseas en formación y crecimiento, las cuales se pueden ver afectadas al alterarse sus relaciones, dado que la proximidad de ambas es necesaria para la formación y desarrollo de la estructura de la cadera“.

Pero la importancia radica en que los bebés que no son tratados a tiempo, serán los futuros adolescentes o adultos con dolores frecuentes en esa área, o adultos y ancianos con indicación para una cirugía de reemplazo de cadera.

No existe una causa única o particular de la displasia. Hay orígenes genéticos y de antecedentes familiares, pero también está relacionada con la posicióndel niño dentro del útero. En este sentido, los bebés pueden presentar el fenómeno de aprisionamiento uterino que, según la médica, es cuando el niño crece apretado dentro del vientre. Por eso, las mujeres con embarazos múltiples, miomas o con líquido amniótico muy escaso tienen más predisposición a que sus hijos sufran displasia.

Aunque cabe aclarar que no es una causa directa. Lo mismo ocurre cuando el bebé viene de pie o atravesado en el momento del nacimiento.

Los hijos de primerizas también tienen más riesgo de padecer este mal, pues el útero de una mujer que no ha tenido hijos tiene más tono, es duro. Por eso, los primeros hijos crecen más apretados.vTambién es más frecuente en niñas que en niños y la explicación quizás sea porque las mujeres son mucho más elásticas que ellos, pues, como dice el doctor Jácome, “en ellas se observa una mayor sensibilidad a la respuesta de hormonas como la relaxina, que aumentan la laxitud de las articulaciones”.

Señales latentes

La displasia del desarrollo de la cadera se puede identificar a cualquier edad, pero entre más temprano se haga, mejor. Los niños pueden sufrir una displasia común, tener subluxación o, en caso extremo, una luxación de cadera. (Ver recuadro).
Según pediatra, “lo ideal es hacer el diagnóstico antes de los seis meses, cuando el cartílago es manejable con maniobras terapéuticas, obteniendo un buen resultado y pronóstico en la mayoría de los casos”.

Para identificar la displacia se requieren dos procesos. El primero está relacionado con el examen físico. Los cambios menores se diagnostican a través de un proceso de tamizaje con radiografía o ecografía dinámica en las caderas, y que generalmente se hace entre el tercer y cuarto mes de edad, momento en el cual se considera que ha madurado la osificación de la articulación y permite una visualización mejor.

Para entenderlo mejor, la ortopedista infantil aclara que para bebés menores de tres o cuatro meses, las radiografías resultan inútiles, pues en el área de la cabeza del fémur aún se ve solo cartílago y el área no se puede visualizar correctamente. Por eso, cuando se sospecha la presencia del problema, se envía una ecografía. Entonces, la radiografía es útil cuando el cartílago empieza a osificarse o a volverse hueso, entre los cuatro o seis meses de edad del niño.

El tratamiento

Para corregir la displasia se debe permitir que el hueso (acetábulo) y la articulación (cabeza femoral) tengan una aproximación permanente y adecuada; esto permitirá que los huesos en crecimiento se moldeen y crezcan por su cercanía permanente.

“El tratamiento es como querer hacerle un hueco a un cubo de hielo. Para hacer el orificio, se ubica el dedo en posición perpendicular y se deja quieto. Asimismo funcionan los aparatos, se dejan ahí todo el tiempo para que las piernas se ubiquen de tal formar que el hueso moldee el acetábulo”, cuenta la doctora.

Para lo anterior se emplean aparatos catalogados como ortesis de abducción, que generan una apertura de los muslos. Las más comunes son el arnés de Pavlik y las férulas de abducción (Frejka o Milgram). El uso de la primera, señala el pediatra, tiene relación con la movilidad escasa que tienen los bebés a esa edad. Es como una especie de tirantas (con un chaleco) que estiran las rodillas, mantienen las piernas alejadas, pero permiten moverlas y debe ser ajustada únicamente por un especialista.

En niños mayores, la férula fija más al lactante para disminuir la movilidad. Es como una especia de sillita. El uso de estos aparatos se indica según la edad y la complejidad de la displasia que padece el paciente. (Ver recuadro).

El tiempo para corregir la ubicación de la cadera es variable, y depende de la severidad de la lesión que tenga el paciente. Asimismo, de la
constancia de los padres en mantener el tratamiento.

Pero, en promedio, son tres meses en forma permanente y, luego, unos meses más por 12 horas en la noche. Como ejemplo, la doctora dice que un niño con displasia no severa puede usar el aparato solo de noche. Más severa, deberá usarlo día y noche. Si la complejidad es extrema, incluso las 24 horas del día.

Los expertos enfatizan en que lo más importante es seguir un tratamiento juicioso y continuo, pues si pasa el tiempo y no se siguen las indicaciones médicas, las posibilidades de tener un resultado exitoso bajan notoriamente.

Incluso, en casos más complejos y en algunos bebés más grandes, la única solución es la cirugía.

Fuente:


abcdelbebe.com

 

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