El sedentarismo es uno de los grandes males que sufre la sociedad contemporánea. El estilo de vida actual potencia este tipo de actitud, consistente en la ausencia de actividad física. Esto produce una gran cantidad de problemas en la salud, tanto física (de obesidad, de traumatología, de glucosa…) como mentalmente (falta de socialización, complejos al tener que recurrir a clínicas de ortopedia para usar productos ortopédicos) de quien lleva una vida sedentaria.
Para evitarlo se debe trabajar en dos direcciones:
Cuidar la alimentación
La dieta equilibrada, dejar el tabaco y el alcohol y mantenerse dentro de unos límites de peso saludables son las principales claves existentes para combatir el sedentarismo.
En este sentido, la alimentación debe ser variada –comer de todo en las proporciones adecuadas, con preeminencia de frutas, verduras y fibras naturales, en detrimento de las grasas animales-, hacer 5 comidas ligeras al día para que el organismo no pase hambre (hecho que conlleva que la grasa se pegue al cuerpo como medida de protección ante posibles periodos largos sin ingerir alimentos) y comer con tranquilidad y huyendo de las comidas compulsivas. La dieta mediterránea es un buen referente.
Realizar ejercicio
Las actividades físicas deben estar presentes en el día a día de cualquier persona: no se trata solo ir al gimnasio sino de optar por andar en vez de hacer uso del transporte público -en la medida de lo posible-, de subir por las escaleras en lugar de coger el ascensor…
Además, el ejercicio debe tener la característica de ser constante. No sirve de nada hacer muchos esfuerzos pero dejando periodos largos de tiempo con escasa actividad.
Al comenzar a ejercitarse es fundamental el calentamiento previo para evitar lesiones. Si se padece sobrepeso es recomendable recurrir a productos de ortopedia para atenuar las afecciones en las articulaciones y trabajar el organismo de forma segura.
Fuente: orliman.com