Las Prótesis de Rodilla son reproducciones de los huesos de la zona de la rodilla, de metal, resinas o materiales cerámicos, que se colocan en el lugar de la articulación.
Los huesos de la extremidad inferior, el fémur, la tibia y el peroné, se unen mediante la articulación de la rodilla. Para permitir el movimiento de los huesos , la superficie articular está recubierta por cartílago. Los meniscos permiten los movimientos propios de la articulación, que se mantiene mediante ligamentos y la llamada cápsula articular que la rodea.
La razón más frecuente para colocar una Prótesis de Rodilla es eliminar el dolor y la incapacidad causada por una gran destrucción articular. Las superficies de la articulación pueden estar dañadas por la artrosis, proceso que provoca el desgaste del cartílago articular. La articulación también puede estar dañada por la artritis reumatoide. En esta enfermedad, la membrana sinovial produce unas sustancias químicas que destruyen el cartílago articular.
Debido al dolor y la rigidez el paciente evita utilizar la articulación. Los músculos que la rodean se debilitan y esto contribuye a dificultar la movilidad de la misma. Cuando la destrucción articular es importante, la prótesis total de rodilla puede permitir al paciente volver a desempeñar sus actividades diarias.
En el estudio de la artrosis o artritis reumatoidea hay que anotar los síntomas del paciente, realizar una exploración física, análisis . Preoperatorio: Los aspectos que incluye son: Exámenes de laboratorio: Grupo sanguíneo, hemograma, pruebas de coagulación, glicemia y parámetros de función renal o hepática. Electrocardiograma. Sedimento de orina y Urocultivo (debe ser negativo para disminuir el riego de infección).
Cirugía: La implantación de una prótesis es una intervención importante. Requiere una preparación que incluye un balance clínico y radiológico completo. Si es posible, tiene que realizarse en un establecimiento especializado en cirugía protésica. Normalmente, la duración de la hospitalización supera una semana. Esta operación requiere una anestesia general o epidural. En general, esta decisión dependerá de su estado general y el tipo de operación que requiera la implantación de su prótesis. La duración de la operación puede variar entre 50 minutos y 2 horas. Generalmente, tras la operación, es conveniente permanecer entre 15 y 30 días en un centro de reeducación.
Postoperatorio: La vida después de la intervención mejorará espectacularmente, de entrada por no padecer el dolor de rodilla que presentaba antes de la intervención. El promedio de estancia en clínica es de 6-8 días. El dolor después de la intervención es bastante variable y no del todo previsible, pero puede ser controlado con medicación.
La vida después de la intervención mejorará espectacularmente, de entrada por no padecer el dolor de rodilla que presentaba antes de la intervención. El promedio de estancia en clínica es de 6-8 días. El dolor después de la intervención es bastante variable y no del todo previsible, pero puede ser controlado con medicación.
La rodilla estará inmovilizada con vendaje compresivo ligero durante dos días tras la intervención, pero al día siguiente se inician movilizaciones de la rodilla intervenida en la misma habitación, siguiendo las indicaciones del Servicio de Rehabilitación: ejercicios de flexión y extensión de la rodilla, cuadriceps, etc. Este vendaje se retira a los dos días de la intervención, y se coloca otro más ligero: venda o media elástica. El paciente inicia apoyo (normalmente completo) de la extremidad intervenida. Se le enseñará a caminar con dos muletas y a subir y bajar escaleras. Tanto el cirujano como el Servicio de Rehabilitación le indicarán ejercicios específicos, así como cuidados de la herida. La movilización temprana de la rodilla intervenida es importante. Puede precisar rehabilitación asistida en domicilio o en un centro de rehabilitación. Puede practicar ejercicios en la bicicleta estática. A partir de las 6 semanas de la intervención puede conducir, nadar, bailar, jugar al golf, ir en bicicleta (terrenos llanos), etc.
Se deben evitar actividades de stress en la rodilla: deportes de contacto (tenis, fútbol, baloncesto…)